viernes, 20 de abril de 2007

Buscad la Belleza ...

"Buscad la belleza, esta es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo"

Así depide su programa Dialogos3, el bueno de Ramón Trecet (Lunes a viernes de 15:00 a 16:00 en Radio3, un remanso de paz y música que se sale del canon "guitarra-bajo-bateria-teclados" triunfitos y radioformulas).
Hace unos días, le oí comentar una noticia curiosa. Joshua Bell (1967) es uno de los más afamados violinistas y considerado ya desde niño uno de los mejores intérpretes. Tras haber llenado el Boston Symphony Hall durante tres días (butaca mínima 100 euracos), un amigo periodista le propone tocar con su Stradivarius (del siglo XVIII) en el metro de Washington en hora punta. El periodista había previsto que el músico recaudaría unos 150 dólares en una hora y que, de mil personas, unas 35 se detendrían haciendo un corrillo, absortas por la belleza y hasta un centenar echaría dinero en la funda del violín. Pero eso no fue lo que ocurrió.

A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Sólo 27 le dieron dinero, la mayoría sin pararse. En total, ganó 32 dólares. No hubo corrillos y nadie le reconoció. El virtuoso comentaba mas tarde en el periódico que habitualmente le molesta que la gente tosa en sus recitales, o que suene un teléfono móvil; sin embargo, en la estación de metro se sentía "extrañamente agradecido" cuando alguien le tiraba a la funda del violín unos centavos. Bell acostumbrado a grandes ovaciones, recuerda con amargura los peores momentos: cuando acababa una pieza, nadie aplaudía.
Es curioso, pero hace años una profesora de dibujo del colegio (Izaskun Arrieta) comentaba que "ibamos por la ciudad como topos". Quizás entonces no llegaba a comprender que quería enseñarnos, pero ahora...
Vamos tan deprisa, nuestro cerebro recibe tantos estímulos externos que para no volvernos locos creo que tenemos que pasar de muchas de estas señales del mundo exterior; y quizás por eso nos perdemos esas cosas pequeñas y bellas que consideramos superfluas e inútiles. Por eso, ¿por qué fijarse en un "supuesto" vagabundo que toca su violin en mitad de un hormiguero?
¡Hay tantos bellos sonidos que obviamos! Quizás nos fijemos en la primera palabra de nuestro hijo, el latido del corazón durante una ecografia; pero y ¿las carcajadas de un niño?,¿la respiración tranquila y sosegada de nuestra pareja durmiendo acurrucaditos?, ¿el leve crujido al pisar descalzo el cesped?, ¿el borboteo de un sofrito casero preparado por mamá?, ¿los besos con decibelios?, ¿el temblor de las hojas de un árbol con el viento?, ¿el chisporroteo de una hoguera?, ¿los "buenos días" de un desconocido?, ¿el clic-clic-clic de una bici bien engrasada?, ¿el sonido del silencio absoluto?, ¿el despertar con el canto de los pájaros?, ¿la algarabía de un patio de colegio?, ¿el chirrio de la puerta de tu casa al volver tras un viaje? ....
Hay tantos sonidos minusculos pero realmente hermosos. Y olores. Y sensaciones. Y formas.
(ahora la que me viene a la cabeza es la tripita de Nines con Yago)
No seamos topos, y busquemos la belleza, está ahí fuera esperando.

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