lunes, 20 de noviembre de 2006

New York, new york (2ª Parte)

Estoy llegando al barrio judio, y aunque el ambiente de público es menor, no deja de ser pintoresco ver a los rabinos y judios ortodoxos vestidos todo de negro con sus tirabuzones y trencitas. Las señoras van con trajes grises y pocos coloridos, con pelo corto y pañuelo en muchos casos, como si quisieran pasar desapercibidas. Sólo los niños te siguen con los rabillos de los ojos, y parecen querer chocar sus palmas.
He completado la mitad de la maratón, y aunque más o menos voy al paso que tenía planeado (unos 5:10 min/km), empiezo a tener la sensación de que el cuerpo no va todo lo redondo que uno creería. Pero, no queda más que seguir.

Uno de los momentos más emocionantes del recorrido, es la entrada en Manhattan, al cruzar el puente de Queens, uno de los puntos más duros del recorrido y tras tendida subida (sin público por seguridad supongo); vas bajando por el puente en forma de tunel y empiezas a oir un ligero murmullo que se transforma en grito ensordecedor (el eco del tunel ayuda!!!). Miles de personas dándote la bienvenida a la isla.

Unos pocos minutos después me esperan Nines, Agus, Ian y Melissa con mi "comida", un gel de glucosa delicioso. Oigo sus gritos de ánimo, y veo sus sonrisas; la verdad es que no da para mucho más. Al girarme a recoger el gel siento mi primer pinchazo en el gemelo izquierdo: "Esto no marcha". A posteriori, pienso que me debería haber parado unos segundos a hablar con ellos, tomar tranquilamente el gel y continuar.

El puente, o las millas me pasan factura. Empiezo a notar las piernas muy pero que muy cargadas. Veo lo larga que es la 1ª Avenida, y que encima pica para arriba, y aún quedan unos 15 km. Toca sufrir. Pienso en Carlica, me la imagino sonriendo, y eso me da un puntito de fuerza.





Supongo que Alberto y Javier van corriendo por delante tranquilamente, a un paso "más relajado" de lo que podrían ir. De Ángel no sé nada, pero antes de la salida me comentaba que estaba con fiebre; y Laura supongo que andará algo más atrás.


Ha sido un acierto, venir con la equipación de la selección española; ahora en Manhattan hay muchos espectadores españoles (supongo que acompañantes de otros corredores) y muchos hispanos, con lo que los "Vamos España". Debo ir un poco, cascado, bueno realmente arrastro los pies porque algún españolito que me pasa me da ánimos: "Vamos ya queda menos".

Aaaaaahhhhh!!!, tengo los cuadriceps y gemelos totalmente agarrotados, bueno mis piernas son dos tablas bien rigidas. Tengo que parar a estirar un poco; y andar unos metros. Kilómetro 30. El muro existe. En cualquier otro sitio, creo que me hubiera retirado, aquí tras los ánimos que he recibido, no puedo hacer otra cosa que devolver la energía recibida por todos (muchos sé que la enviaron desde casa) y tratar de acabar en un estado que no sea "indecente".


Entramos en el Bronx, y el puente de entrada a este "borough" está construida con un suelo de rejilla metálica que destroza mis castigadas piernas, han puesto una alfombra que no amortigua mucho, pero con gaiteros "escoceses" amenizando parece que duele menos.


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